Sueños

Sueños

¿Te acuerdas de los sueños que teníamos de pequeños… y no tan pequeños? Yo no soy capaz de olvidar cada uno de ellos; tu lengua recorriéndome con la brújula de tus ojos presente en todo mi cuerpo, en cada poro de mi piel. No podrás negar nunca cómo te recreabas con lo que veías frente a ti.

Recuerdo cómo empezó todo. Cada una de las mariposas que revoloteaban en mi interior cada vez que un mensaje tuyo llegaba a mi móvil. Da igual dónde estuviera, se me secaba la boca imaginándote entre mis mulos, sintiendo tu cabeza entre ellos y deseando que aquello no tuviera fin. Eras tú, y solo eso importaba. Tu lengua, tus manos, tu entrepierna, los momentos que se convertían en infinitos peleándose con el tiempo. ¡Pero ay al despertar! Muchas veces dudaba, y aún dudo, si soñaba despierta o dormida cuando lo único que realmente quería era tenerte cerca. ¿Acaso soy yo la única que te ve detrás de cada esquina? ¿Que te espera en cada parpadeo? Dime que no, por favor, dímelo aunque sea mentira y así poder aliviar la angustia que me recorre sin ti.

Me hiciste tuya sin preguntar, no me leas con esa expresión porque sabes que así fue. Desconocíamos que podía pasar, pero ¿hay alguien que sepa lo que le espera cuando se levanta cada mañana? Yo ese día desde luego que no. Apareciste sin buscarte, una noche de soledad en mi sofá, como supongo que fue la tuya, comenzamos a hablar de temas triviales sin saber que aquella noche sería el punto de inflexión. Al día siguiente un mensaje tuyo me recorrió entera sin saber ni siquiera el porqué, pero tampoco creo que me hubiera importado; no me alteraba una foto, lo hacían tus palabras, tu actitud, el posible deseo que anhelaba crear en tu cuerpo. Los días pasaban y cada uno de ellos conversábamos solo por el mero hecho de sentirnos uno junto al otro aunque la distancia no lo permitiera. Nuestras vidas han cambido pero nuestros sentimientos se mantienen férreos a lo que algún día sintieron como una explosión cuyo detonante era desconocido, ¿lo era? Entre estos párrafos se desarrolla el misterio de la vida, de la nuestra, que tan caprichosa fue al unirnos para luego separarnos sin previo aviso. Pero no puede evitar las reacciones que tienes en mi cuerpo; la dureza de mis pezones, la humedad entre mis muslos y las palpitaciones que solo llevan tu nombre o quizá tu recuerdo.

¿Será nuestro recuerdo algo real con el paso del tiempo, o por el contrario se esfumará como el humo de un cigarro? Igual solo yo recuerdo aquel día, aquel momento, aquellas miradas y aquellas manos que dibujaban el contorno de mis caderas… esas caderas que ansiaban ser acariciadas y estrechas por tus manos mientras tu sexo pretendía entrar para convertirnos en un solo cuerpo. Solo espero que todo esto no sea un sueño y de ser un recuerdo… tan vívido, que deje de doler cada vez que te busco con mis manos, en otra persona o en otra vida…

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