A través de la oscuridad

A través de la oscuridad

fringe mano II

Andaba despacio, no sabía si dormida o despierta… ¿acaso

importaba? Aquel pasillo parecía no tener fin y sólo podía observar cómo la oscuridad iba anegando cada recoveco de su cuerpo. Desconocía si podría escapar, ¿debería?

< ¿Dónde estoy?>.

Sintió cómo poco a poco aquellas sensaciones desaparecían sin fuerzas para descubrir su significado.

De nuevo frente a ella solo tenía el mismo oscuro pasillo, pero esta vez, creía verlo menos sombrío; quizá solo eran sus ganas por descubrir qué estaba pasando. Escuchaba un sonido rítmico, lejano, que con el paso de los minutos -puede que segundos- sentía más cercano, incluso junto a ella.

< Parecen gotas cayendo; sí, son gotas desprendiéndose lentamente pero… ¿de dónde?>.

Hizo acopio de toda la fuerza que pudo encontrar en sus ansias de respuestas y alzó la mano a su mejilla, sintió humedad en las yemas de sus dedos, una humedad densa, espesa; abrió los ojos cuanto pudo y creyó poder suspender el tiempo en un fino hilo rojo, tornándose en granate…

< Dios mío es sangre, ¿es mía? ¿Qué me pasa? ¿Dónde estoy?>.

Intentó incorporarse y cayó sin fuerza, desplomándose sobre el frío suelo.

 

Realidad

Realidad

La luz intentaba cegarme y el sonido lejano de noticias deportivas en cualquier radio hacían que la euforia me invadiera y no podía ni quería perderla. Todo era perfecto, sin tocarme sabía que él estaba ahí, junto a mí, como siempre. Me rozó y sin querer introdujo aún más la vía anclada a mis venas. Abrí los ojos y el blanco de la habitación de hospital me devolvió a la realidad.

Cada segundo

Cada segundo

El agua de la ducha caía sobre ella casi con violencia, y eso era justo lo que necesitaba. Se había marchado, estaría ya lejos y su momento había llegado a su fin demasiado pronto. Si hubiera aprovechado cada segundo…

Quizá no volvería.

El agua dejó de correr y entre el vaho de la minúscula ducha pudo leer en la mampara «Siempre te querré».

Quizá, sí volvería.