Antes de empezar no podía dejar pasar la ocasión de darte mi más sincera enhorabuena por tu libro Marafariña. No puedo negar que me está sorprendiendo muchísimo la lectura y lo que me encuentro en cada página. Cuando indagué en la temática me parecía un tema difícil de abordar, y opino que no se puede hacer mejor de lo que lo has hecho. Más o menos, todos estamos influenciados por lo que vivimos y vemos en nuestro entorno familiar más cercano, y de una manera u otra, puedes sentirte identificada con la manera de explicar los sentimientos de la protagonista.
Dicho esto, comencemos:
1.- ¿Cuándo te planteas escribir acerca de la religión y las diferentes encrucijadas que supone formar parte de alguna?
No es algo que me planteé de manera instantánea, ni tampoco es una idea de la que me obsesionase escribir.
Marafariña existía antes de elegir ese matiz para mi historia (al fin y al cabo, es un lugar infinito que no termina nunca pues jamás ha tenido inicio), desde mi adolescencia más tierna e inocente. Tal vez el planteamiento de la religión que, por circunstancias un tanto incómodas, he tenido que lidiar desde pequeña, surgió con la madurez y con la seguridad que otorga el paso de los años y las ansias de superación personal.
Sentía una necesidad más fuerte que mí misma de contar esta historia, pero fue cierta conversación en un puerto mirando al mar junto a una de las personas a las que más quiero, lo que me hizo darme cuenta de cómo debía ser Marafariña (sin censuras, sin tapujos, sin vergüenza).
Si escribí sobre la religión es porque es algo que yo viví desde muy adentro y necesitaba, de algún modo, escribir sobre ello y darlo a conocer desde un punto de vista más íntimo y lejos de los tabús.
2.- ¿Hasta qué punto crees que influye cada uno de los actos que vemos en casa desde que tenemos uso de razón?
Hasta un punto más alto del que sería conveniente. La mayor parte de lo que somos y lo que llegamos a ser, se forja en lo que vivimos en nuestro hogar (o primeros hogares) y en nuestra familia. Para bien o para mal, nuestros padres, abuelos, hermanos, forman parte de nosotros y nuestra personalidad será una mezcla, un batido caótico, de lo que ellos nos enseñas consciente o inconscientemente.
Por supuesto, cada cuál es independiente y puede luchar contra los lastres e intentar limpiarse de aquello que no le gusta. Pero el resquicio de lo que hemos tenido a nuestro alrededor desde pequeños seguirá ahí durante mucho tiempo, tal vez siempre.
3.- ¿Cómo crees que se vive hoy en día las opciones sexuales que tomamos cada uno en nuestras vidas?
Desde un punto social, se nos quiere hacer creer que ya no importa, que la sexualidad es libre, que no hay problemas de discriminación y que nadie será juzgado por a quién ama o a quién quiere. En cierta parte es así, pero la realidad no es tan plana y tiene muchos matices a tener en cuenta.
Ser homosexual no es algo rechazado, pero a veces sí que hay que lidiar con dificultades, con muros, que no deberían existir. Las etiquetas, los lastres, las catalogaciones de las personas son un tanto absurdas y atentan contra los derechos individuales.
En el ámbito individual y personal es liberador y muy necesario. El camino de aceptarse a uno mismo es arduo, pero sin recorrerlo es imposible, tan siquiera, aspirar a la felicidad.
4.- ¿Cuándo decidiste que querías ser escritora? ¿Es tu primera novela?
Supongo que, como otros tantos, nací escritora y las letras llenaron mi vida desde que casi tengo unos de razón. Nunca he dejado de escribir, sin tener en cuenta un par de años complicados en mi vida, y espero nunca dejar de hacerlo. Es una necesidad, más que un deseo. A veces incluso pienso que es una especie de ‘maldición’, pues no puedo dejar de lado esa faceta de mí aunque quiera desconectar. Necesito las letras como, espero, ellas me necesitan a mí.
Sí, Marafariña es mi primera novela, una obra en la que llevo trabajando muchos años cargados de miedos e impaciencia. Pero por el camino he dejado un puñado de relatos y borradores sin terminar que, con el tiempo, tal vez saque del cajón de las historias que nunca serán contadas.
5.- ¿Te ha apoyado tu entorno en este proyecto?
Ser escritor siempre es algo que se lleva en soledad, y no es fácil compartirlo con tu círculo de familia y amigos. Antes de publicar, siempre me he sentido muy aislada y algo sola en este sueño. Poca gente con la que hablarlo, menos aún que lo entendían. Es complicado hacer ver la importancia real de lo que implica una novela, una historia que se cuenta, a los demás.
Sobre todo, me daba miedo compartir la temática de la novela (es, cuanto menos, controvertida) y más aún cuando se trata de ficción autobiográfica. Lo más complicado fue dejárselo a mis familiares más cercanos, y las preguntas que vinieron después (y otras observaciones no tan agradables).
El apoyo llegó después, cuando Marafariña fue publicada y algo más real que podían ver, tocar y leer. Supongo que me siento agradecida, a pesar de todo, pues el camino literario es difícil y tener a los tuyos ahí es muy importante.
6.- Por norma general, los escritores siempre tenemos miles de historias fraguándose en nuestra cabeza, ¿tienes tu próximo proyecto ya en mente o aún estás disfrutando de Marafariña?
Me hubiera gustado reposar más tiempo y dejarme deleitar por Marafariña con calma, pero como te mencioné más arriba, las letras no descansan. Apenas terminé el borrador de Marafariña y me puse de lleno con ‘Todas las horas mueren’. Una novela corta que, a día de hoy, ya está finalizada y con labores de revisión, y que pertenece a uno de los personajes de ‘Marafariña’ (hipotéticamente), aunque la trama rompe completamente con esa obra.
Es un ensayo novelístico sobre el paso del tiempo, la vejez, el amor, la amargura y la búsqueda de la felicidad.
Ahora mismo me encuentro navegando en las primeras páginas de la segunda parte de ‘Marafariña’.
7.- ¿Cómo está siendo la acogida del mismo?
Mucho mejor de lo que me cabía esperar. Las críticas han sido muy positivas y yo, tan insegura, jamás pensé que esto sería así. Me llegan mensajes de lectores por twitter, por Facebook y son un soplo de aire fresco. Hay personas que me dicen que la novela les ha ayudado personalmente, ¿Cómo concebir algo así? Es mágico y grandioso. Todavía no se ha posicionado en las primeras posiciones de Amazon (y no sé si lo hará), pero para mí ya ha alcanzado más de lo que siquiera podía soñar.
8.- Eres de esos escritores que prefiere la tranquilidad de las noches o prefieres todos los estímulos posibles que trae la luz del día.
Según la época de mi vida. Cuando era estudiante solía escribir hasta muy tarde y dormía poco. Ahora que compagino mis dos trabajos con la carrera, vivo más a contrarreloj y tengo que organizarme. Escribo por las tardes cuando puedo, o por las mañanas si me levanto muy temprano. Las noches me las reservo para dejar que me mimen, leer u otra de mis pasiones: el cine.
9.- ¿Crees que hoy en día la religión tiene tanto peso como en la época de nuestros padres?
Por supuesto que no tanto, pero más del que debería tener. Todavía es algo muy arraigado en la sociedad y en algunas personas, incluso en un país como España que presume de laico.
10.- Para finalizar, ¿algún consejo para todo aquel que quiera publicar su primera novela?
Es complicado aconsejar cuando yo también necesito muchos consejos, pero basándome en lo que he vivido hasta ahora diría que hay que tener muchísimo amor por tu historia y tener confianza en ella. Antes de nada, debes conocer lo que has escrito y no tener miedo del rechazo. Cuidarla y mimarla, revisarla y ahondar en ella. Destripar todas sus posibilidades.
Las Redes Sociales son muy importantes, y lograr contactos de lectores y otros escritores es fundamental. Si eres un pez pequeño, tienes que llegar a los grandes. Leer a otros, moverte en esos círculos y no perder la paciencia. Es una aventura fascinante que merece la pena.