Deslumbrante

Deslumbrante

Una luz deslumbrante me despierta. ¿Tengo abiertos los ojos? Mis párpados me contestan que no, pero entonces… ¿cómo puede deslumbrarme una luz tan blanca punzante y dolorosa? Me afano en reunir todas mis fuerzas para  que mis párpados se pongan en marcha y pueda saber qué pasa con exactitud a mi alrededor.

¿Qué es esto? ¿Qué me rodea? Una habitación blanca impoluta parece darme los buenos días, aunque nada me haga pensar si es de día o de noche. En ese momento y sin haber podido darme cuenta de lo que estaba pasando. Un sonido fuerte e inesperado hace que mire tras de mí y vea a una enfermera que se dirige a colgar un suero junto a una cama donde alguien descansa. ¿Quién es? Pero más importante aún, ¿por qué lo observo todo desde una posición elevada? La enfermera se da la vuelta y sonríe a quién está tumbado de espaldas a mí que en ese momento parece despertarse. Mis ojos se abren como platos, pero aún no me siento preparada para desvelar lo que ven mis ojos. Una mano se posa sobre mi espalda de manera dulce y sutil, cuando me vuelvo observo a mi abuela con esa expresión de amor infinito que siempre estuvo reflejada en su cara. Me indica que vaya hacia ella, no lo dudo ni por un segundo y así lo hago alejándome de la habitación donde está la enfermera.

Levito sobre una superficie también blanca como la estancia de la que me alejo, pero nada me impulsa a echar la mirada atrás. Parecen pasar siglos cuando voy detrás de ella con ansias de poder abrazarla, miro hacia los lados donde parecen acecharme seres intensos y fríos. ¿Por qué todo es tan frío? Si está aquí mi abuela es incomprensible la sensación tan distante y apática que se introduce por todos los poros de mi piel. Cierro los ojos con fuerza mientras no dejo de avanzar y aquellas miradas de mi alrededor desaparecen.

Mi abuela se detiene y yo también. ¿Qué pasa? No puedo avanzar, mis piernas están inertes, parecen negarme el movimiento con una carcajada silenciosa que me provoca una punzada en el pecho. Miro al frente y puedo ver cómo los labios de mi abuela se mueven pero soy incapaz de oír nada. En ese momento una luz deslumbrante aparece tras ella y ahí están. Todos los familiares y amigos que me dejaron en algún momento me sonríen y acercan a mí. Me quedo bloqueada cuando me doy cuenta que estoy levitando. Nada hay bajo mis pies, pero un momento… ¿dónde están mis pies? Miro hacia abajo y solo observo una túnica blanca.

«¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué significa todo esto?!», me pregunto desconcertada y cada vez más asustada.

Abro los ojos, y ahora sí soy consciente de que mis párpados están ayudando a que mi vista pueda darse cuenta de donde estoy. A mi lado hay un suero que se introduce con lentitud en mi vena a través de una vía que desconozco cuándo me la pusieron y por qué. Continúo mirando a mi alrededor y una habitación vacía, claramente de hospital, me recuerda las últimas horas; pruebas, mareos, vómitos…

—Hola, cariño.

—Hola, mi vida. Me acabo de despertar, ¿qué pasó? En mi cabeza solo hay imágenes fugaces y creo que desordenadas…

—Tranquila mi vida, está todo bien. Solo fue un brote de la esclerosis.

—Tuve un sueño muy raro donde estaba mi abuela y, bueno, muchos familiares que murieron hace mucho tiempo. Ha sido rarísimo, además, tengo una sensación muy rara cuando intento recordarlo.

—Solo deberías descansar, creo que lo que experimentas es el letargo por toda la medicación, la sintomatología más exacerbada, ¡qué te voy a contar que no sepas después de tantos años!

—Sí que son años sí, y te sonará raro, pero haberme encontrado en mi letargo, como tú dices, con mi abuela y verte ahora a ti aquí conmigo, me demuestra todo el amor que he tenido y tengo, la suerte de experimentar tanto con ella como contigo. Diferentes pero igual de profundos. ¿Tiene todo esto algún sentido?

—Lo tiene, y más aún si así lo sientes —susurra al mismo tiempo que se tumba a mi lado abrazándome con fuerza.

Así lo creo y así lo percibo; dos amores tan grandes que me hacen sentir feliz de una manera que no soy capaz de explicar pero sí hace que mi corazón palpite más fuerte, sin duda deslumbrante.

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